FANFIC CASTELLANO : EL TÚNEL
Yo,
Sherlock Holmes, andaba por las calles de Londres centrado en mis
pensamientos, cabizbajo, sin rumbo. Decidí volver la mirada hacía
arriba y me encontré, no muy lejos, una furgoneta sin matrícula;
pero no fue eso lo que realmente me llamó la atención, sinó que al
costado izquierdo de la extraña furgoneta se encontraba un niño de
corta edad, tendría unos siete años y su vestimenta era normal,
adecuada para un niño de su edad. Pude observar como mantenían una
conversación y fijándome detecté que aquel niño estaba hablando
con una persona la cual llebava una capucha negra donde solamente
los ojos se podían distinguir. El muchacho parecía estar
hipnotizado por aquella mirada que de repente desapareció, y el niño
anduvo hasta la otra parte de la furgoneta y subió. Me quedé
extrañado, no me cuadraban las cosas. ¿ Podría ser que aquel niño
estubiese siendo secuestrado? - Me dijeron mis pensamientos, a los
cuales no di mucha importancia porqué pensé que sería algún
familiar o conocido, pero días después podría comprobar que no era
así y le contaré por qué...
Dias
después de haber presenciado un hecho extraño, no me imaginé que
lo pudiera volver a presenciar, pero ésta vez vería algo que
impactaría mi mirada.
Fue
por unos callejones oscuros pero visibles alejados de toda la
multitud londinense hasta donde seguí a aquella furgoneta que por
segunda vez pude ver que subía otro niño, por casualidad, de corta
edad. La furgoneta se detuvo en medio de un callejón sin salida y yo
me quedé en una esquina a la espera de lo que después vería.
Segundos después de mi espera bajó de la parte del conductor un
hombre, o lo que podía suponer que era, el cual llebava una túnica
negra larga e iba encapuchado,
como la primera vez. Aquel extraño encapuchado se puso en frente de
la pared del callejón y recitó unas palabras extrañas, que al
finalizarlas, hizo que la pared se abriera dejando así pasar la
furgoneta. Todo mi cuerpo se estremeció al ver aquello, lo cual hizo
que quisiera indagar.
Anduve
muy rápido hasta llegar a mi apartamento donde encontré a mi
compañero John Watson fumando pipa mientras leía el periódico. Yo,
enseguida, le conté lo sucedido y le propusé que investigaramos y
indudablemente aceptó mi propuesta.
Fue
al día siguiente cuando comenzamos nuestra investigación.
Empezaríamos por ir al lugar de lo ocurrido para ver a que hora
exactamente aparecía la misteriosa furgoneta y abría la pared.
Fueron
varios los días que estuvimos yendo el señor Watson y yo a aquel
lugar, lo teníamos todo calculado, menos al que casi se nos pasó
por alto, y era como saber lo que el hombre encapuchado decía para
abrir la pared. El callejón era lo bastante ancho como para que
cuando el individuo encapuchado bajara por la derecha, nosotros
cuidadosamente, fuéramos a la parte izquierda de la furgoneta para
poder escuchar bien lo que dijera; todo aquel sencillo plan daría
comienzo al dia siguiente.
Nueve
de la mañana, sonó mi despertador indicándome que ya era hora de
hacer las tareas. Mi primera tarea, porsupuesto, era desayunar, uno
tiene que tener el estómago lleno para empezar bien el día, asi que
realizada mi primera tarea me encaminé hacia el supermercado a hacer
la compra de la semana. Mi segunda tarea sería ir a comprar el
periódico diario, uno para mi y otro para el señor Watson.
A
media mañana, después de realizadas todas las tareas, mi compañero
y yo nos dispusimos a leer el periódico tranquilamente y para
nuestra sorpresa vimos una notícia la cual
decía que desde hacía varios días habían sido realizadas varias
denuncias de diversos padres por la causa de que sus hijos habían
desaparecido. Me vino a la mente la imagen de aquel niño que ví
subiéndose a la furgoneta y no dudé ni un segundo de que el caso
que mi compañero y yo nos disponíamos a resolver tenía algo que
ver éstas desapariciones.
Eran
ya las las seis y media de la tarde cuando Watson y yo salíamos por
la puerta de nuestro edificio para ir al lugar de los hechos. Pasadas
las siete menos diez llegamos al lugar y nos escondímos para esperar
a que llegara la furgoneta, la cual llegó diez minutos después.
Cuando la furgoneta se detuvo corrimos rápido pero sigilosamente
para situarnos en el lugar que había sido dicho. Oímos abrirse la
puerta de la furgoneta y después los pasos del individuo encapuchado
y cuando aquel se dispuso a pronunciar,esto fue lo que escuchamos: "
Somos los elfos ". Mi mirada se giró hacia mi compañero Watson
coordinadamente como lo hacía él hacia mi, no podíamos creer lo
que habíamos oido pero enseguida nos fuimos a nuestro apartamento
para planear lo que sería entrar dentro de a donde se fuése detrás
de aquella misteriosa pared para así poder descubrir que era lo que
estaba pasando, quiénes eran esos hombres encapuchados y si tenían
algo que ver con las desapariciones de aquellos niños.
Ya
estábamos en el apartamento esperando a la hora indicada para ir al
lugar, pronunciar aquellas palabras y adentrarnos en no sabíamos
que.
Eran
las doce de la noche y ya estábamos ubicados en el lugar dispuestos
a entrar. Nos quedamos de pie frente a aquella pared unos segundos en
silencio hasta que mi compañero Watson me miró para indicarme que
podía pronunciar las palabras, así que me dispuse a ello: "
Somos los elfos". - Dije por fin. La pared empezó a deslizarse
como ya antes habíamos visto, sabíamos que no nos harían falta
linternas porque en el interior del lugar donde estubiésemos
entrando ya estaba iluminado. Aquel miserioso
túnel era muchísimo más grande cuando te adentrabas en él,
solamente podían verse ladrillos y faroles hasta ahora. La pared se
cerró silenciosamente, pero Watson y yo seguimos el camino. Tubimos
que parar por la causa de que, de repente, se abrieron a nuestro paso
dos túneles, un poco más estrechos, pero teníamos que tomar una
decisión...
Fue
en ese preciso instante que se escucharon pasos y empezamos a fijar
las miradas en los túneles. Cuando ya finalmente pudimos distinguir
de donde venia el sonido nos trasladamos al túnel contrario
esperando a que apareciese lo que sería el hombre encapuchado de la
furgoneta negra, y cuando pasó de largo pudimos adentrarnos muy
sigilosos al lugar de donde aquel había salido.
No
fue mucha la espera hasta llegar al final del túnel, nos encontramos
con un lugar muy bien iluminado, lleno de railes y vagonetas, y un
montón de material para trabajar en las minas, así que la
conclusión fue que estábamos dentro de minas. Atónitos y con la
mirada en todas partes seguimos adentrándonos en el lugar cuando de
repente se escucahron voces...Era imposible entender lo que decían
pues suponía que era otro idioma. Quería ver quiénes eran aquellos
hombres y que estaban intentando hacer así que me giré rápidamente
y no podía creerme lo que había visto. Watson se quedó unos
instantes preguntándome que era lo que había visto hasta que se me
pasó el shock y finalmente pude decirle que aquello que había visto
eran nada más y nada menos que elfos. Mi compañero se quedó
perplejo, pero no podíamos quedarnos allí mirándonos, teníamos
que adentrarnos más.
Esperamos
a que los elfos se fueran bien para poder seguirlos o para ir por
otro camino, pero nuestra decisión sería la correcta; decidimos
seguir a los elfos silenciosamente hasta llegar a una espécie de
explanada enorme de piedras preciosas. Pudimos oír el trabajar de
los picos y palas que para nuestra sorpresa y por desgracia
eran niños quiénes las usaban. Estaban trabajando para aquellos
elfos como esclavos, así que no dudamos ni un segundo en que
teníamos que salir de allí con aquellos muchachos aquella misma
noche.
Estubimos
escondidos un par de horas hasta que los elfos desaparecieron por
distintas salidas de la mina, asi que con cuidado les diríamos a los
niños con un gesto que no dijeran nada. Una vez explicado a aquellos
pobres niños como saldríamos, pusimos en marcha nuestro plan, que
se torció y tubimos que ir corriendo hacía el principio de donde
todo había comenzado. Nos quedamos parados unos segundos en la
famosa pared hasta que, ahora, Watson pronunciase la frase para que
la pared se abriera y por fin pudimos salir con los niños. Al
instante iríamos a la comisaría para que la policía pudiera avisar
a los preocupados padres de los muchachos. La policía nos preguntó
como habíamos hecho para encontrar a los niños pero todo quedaría
en un secreto inolvidable para mí y el señor Watson.
Nuria
Castelló Blázquez 4A
FÍN