sábado, 10 de junio de 2017

FANFIC CASTELLANO

FANFIC CASTELLANO : EL TÚNEL


Yo, Sherlock Holmes, andaba por las calles de Londres centrado en mis pensamientos, cabizbajo, sin rumbo. Decidí volver la mirada hacía arriba y me encontré, no muy lejos, una furgoneta sin matrícula; pero no fue eso lo que realmente me llamó la atención, sinó que al costado izquierdo de la extraña furgoneta se encontraba un niño de corta edad, tendría unos siete años y su vestimenta era normal, adecuada para un niño de su edad. Pude observar como mantenían una conversación y fijándome detecté que aquel niño estaba hablando con una persona la cual llebava una capucha negra donde solamente los ojos se podían distinguir. El muchacho parecía estar hipnotizado por aquella mirada que de repente desapareció, y el niño anduvo hasta la otra parte de la furgoneta y subió. Me quedé extrañado, no me cuadraban las cosas. ¿ Podría ser que aquel niño estubiese siendo secuestrado? - Me dijeron mis pensamientos, a los cuales no di mucha importancia porqué pensé que sería algún familiar o conocido, pero días después podría comprobar que no era así y le contaré por qué...
Dias después de haber presenciado un hecho extraño, no me imaginé que lo pudiera volver a presenciar, pero ésta vez vería algo que impactaría mi mirada.

Fue por unos callejones oscuros pero visibles alejados de toda la multitud londinense hasta donde seguí a aquella furgoneta que por segunda vez pude ver que subía otro niño, por casualidad, de corta edad. La furgoneta se detuvo en medio de un callejón sin salida y yo me quedé en una esquina a la espera de lo que después vería. Segundos después de mi espera bajó de la parte del conductor un hombre, o lo que podía suponer que era, el cual llebava una túnica negra larga e iba encapuchado, como la primera vez. Aquel extraño encapuchado se puso en frente de la pared del callejón y recitó unas palabras extrañas, que al finalizarlas, hizo que la pared se abriera dejando así pasar la furgoneta. Todo mi cuerpo se estremeció al ver aquello, lo cual hizo que quisiera indagar.
Anduve muy rápido hasta llegar a mi apartamento donde encontré a mi compañero John Watson fumando pipa mientras leía el periódico. Yo, enseguida, le conté lo sucedido y le propusé que investigaramos y indudablemente aceptó mi propuesta.
Fue al día siguiente cuando comenzamos nuestra investigación. Empezaríamos por ir al lugar de lo ocurrido para ver a que hora exactamente aparecía la misteriosa furgoneta y abría la pared.
Fueron varios los días que estuvimos yendo el señor Watson y yo a aquel lugar, lo teníamos todo calculado, menos al que casi se nos pasó por alto, y era como saber lo que el hombre encapuchado decía para abrir la pared. El callejón era lo bastante ancho como para que cuando el individuo encapuchado bajara por la derecha, nosotros cuidadosamente, fuéramos a la parte izquierda de la furgoneta para poder escuchar bien lo que dijera; todo aquel sencillo plan daría comienzo al dia siguiente.
Nueve de la mañana, sonó mi despertador indicándome que ya era hora de hacer las tareas. Mi primera tarea, porsupuesto, era desayunar, uno tiene que tener el estómago lleno para empezar bien el día, asi que realizada mi primera tarea me encaminé hacia el supermercado a hacer la compra de la semana. Mi segunda tarea sería ir a comprar el periódico diario, uno para mi y otro para el señor Watson.
A media mañana, después de realizadas todas las tareas, mi compañero y yo nos dispusimos a leer el periódico tranquilamente y para nuestra sorpresa vimos una notícia la cual decía que desde hacía varios días habían sido realizadas varias denuncias de diversos padres por la causa de que sus hijos habían desaparecido. Me vino a la mente la imagen de aquel niño que ví subiéndose a la furgoneta y no dudé ni un segundo de que el caso que mi compañero y yo nos disponíamos a resolver tenía algo que ver éstas desapariciones.
Eran ya las las seis y media de la tarde cuando Watson y yo salíamos por la puerta de nuestro edificio para ir al lugar de los hechos. Pasadas las siete menos diez llegamos al lugar y nos escondímos para esperar a que llegara la furgoneta, la cual llegó diez minutos después. Cuando la furgoneta se detuvo corrimos rápido pero sigilosamente para situarnos en el lugar que había sido dicho. Oímos abrirse la puerta de la furgoneta y después los pasos del individuo encapuchado y cuando aquel se dispuso a pronunciar,esto fue lo que escuchamos: " Somos los elfos ". Mi mirada se giró hacia mi compañero Watson coordinadamente como lo hacía él hacia mi, no podíamos creer lo que habíamos oido pero enseguida nos fuimos a nuestro apartamento para planear lo que sería entrar dentro de a donde se fuése detrás de aquella misteriosa pared para así poder descubrir que era lo que estaba pasando, quiénes eran esos hombres encapuchados y si tenían algo que ver con las desapariciones de aquellos niños.
Ya estábamos en el apartamento esperando a la hora indicada para ir al lugar, pronunciar aquellas palabras y adentrarnos en no sabíamos que.
Eran las doce de la noche y ya estábamos ubicados en el lugar dispuestos a entrar. Nos quedamos de pie frente a aquella pared unos segundos en silencio hasta que mi compañero Watson me miró para indicarme que podía pronunciar las palabras, así que me dispuse a ello: " Somos los elfos". - Dije por fin. La pared empezó a deslizarse como ya antes habíamos visto, sabíamos que no nos harían falta linternas porque en el interior del lugar donde estubiésemos entrando ya estaba iluminado. Aquel miserioso túnel era muchísimo más grande cuando te adentrabas en él, solamente podían verse ladrillos y faroles hasta ahora. La pared se cerró silenciosamente, pero Watson y yo seguimos el camino. Tubimos que parar por la causa de que, de repente, se abrieron a nuestro paso dos túneles, un poco más estrechos, pero teníamos que tomar una decisión...
Fue en ese preciso instante que se escucharon pasos y empezamos a fijar las miradas en los túneles. Cuando ya finalmente pudimos distinguir de donde venia el sonido nos trasladamos al túnel contrario esperando a que apareciese lo que sería el hombre encapuchado de la furgoneta negra, y cuando pasó de largo pudimos adentrarnos muy sigilosos al lugar de donde aquel había salido.
No fue mucha la espera hasta llegar al final del túnel, nos encontramos con un lugar muy bien iluminado, lleno de railes y vagonetas, y un montón de material para trabajar en las minas, así que la conclusión fue que estábamos dentro de minas. Atónitos y con la mirada en todas partes seguimos adentrándonos en el lugar cuando de repente se escucahron voces...Era imposible entender lo que decían pues suponía que era otro idioma. Quería ver quiénes eran aquellos hombres y que estaban intentando hacer así que me giré rápidamente y no podía creerme lo que había visto. Watson se quedó unos instantes preguntándome que era lo que había visto hasta que se me pasó el shock y finalmente pude decirle que aquello que había visto eran nada más y nada menos que elfos. Mi compañero se quedó perplejo, pero no podíamos quedarnos allí mirándonos, teníamos que adentrarnos más.
Esperamos a que los elfos se fueran bien para poder seguirlos o para ir por otro camino, pero nuestra decisión sería la correcta; decidimos seguir a los elfos silenciosamente hasta llegar a una espécie de explanada enorme de piedras preciosas. Pudimos oír el trabajar de los picos y palas que para nuestra sorpresa y por desgracia eran niños quiénes las usaban. Estaban trabajando para aquellos elfos como esclavos, así que no dudamos ni un segundo en que teníamos que salir de allí con aquellos muchachos aquella misma noche.
Estubimos escondidos un par de horas hasta que los elfos desaparecieron por distintas salidas de la mina, asi que con cuidado les diríamos a los niños con un gesto que no dijeran nada. Una vez explicado a aquellos pobres niños como saldríamos, pusimos en marcha nuestro plan, que se torció y tubimos que ir corriendo hacía el principio de donde todo había comenzado. Nos quedamos parados unos segundos en la famosa pared hasta que, ahora, Watson pronunciase la frase para que la pared se abriera y por fin pudimos salir con los niños. Al instante iríamos a la comisaría para que la policía pudiera avisar a los preocupados padres de los muchachos. La policía nos preguntó como habíamos hecho para encontrar a los niños pero todo quedaría en un secreto inolvidable para mí y el señor Watson.
Nuria Castelló Blázquez 4A


FÍN